Los relatos seguramente nacieron al calor de la hoguera, cuando el o la más locuaz del grupo contaba algo sucedido en el presente, o compartido de manera oral de generación en generación. También era oido con interés el viajero que hacia alto en su camino,se acogía a la obligatoria hospitalidad, y relataba alguna de sus aventuras. Bardos y juglares siguieron las huellas, muchos tuvimos la dicha de oir, también a la luz de la lumbre, los relatos de una abuela que encantaba con su imaginación nuestras permeables mentes infantiles.La oralidad fue el anticipo de lo que llamamos literatura. Al márgen de estilos, tendencias e intentos experimentales, el núcleo de todo proyecto literario es la historia, una buena historia.
Esto viene a cuento, porque acabo de recibir la última novela de la amiga Mirta Perez Rey: El secreto de Sibila.Una buena historia, sin golpes bajos ni «arabescos» innecesarios. El telón de fondo es el Teatro Colón de Buenos Aires, desde su creación en 1890 hasta la última remodelación en 2010. El escenario, la Argentina opulenta de la generación del 80, el primer Centenario, las luchas sociales y la inmigración. Las protagonistas tres mujeres fuertes, Clara, Sibila y Milagros. Tres generaciones, y un secreto guardado en un palco del emblemático teatro. Pocos ingredientes, sabores definidos, cocción a punto. Imposible no disfrutar el resultado.
