Es el guiso tradicional más popular con origen en la región andina, incluyendo a la Argentina, Bolivia, Perú y hasta Ecuador. El poderoso preparado generalmente incluye maíz, porotos blancos, carnes de res y cerdo, papas y otras verduras como zapallo, cebollas y pimientos. Los ingredientes se cocinan juntos en una olla con agua o caldo hasta que estén suaves y los sabores se hayan fusionado.
El locro se puede disfrutar durante todo el año pero es particularmente popular durante los meses de invierno. En la Argentina, se impone mucho el servirlo oara el 25 de mayo, dejando algo relegado al 9 de julio, fecha en la que debería considerarse más acorde para consumir un buen locro.
Es un plato con una historia que se remonta a la época precolombina. Se sabía que los incas y otros grupos indígenas de la región andina preparaban un plato similar al locro con ingredientes locales como maíz y papas.
Hoy en día, hay muchas variaciones de locro, y la receta puede variar de una región a otra e incluso de una familia a otra. En Argentina, por ejemplo, el locro suele hacerse con calabaza o zapallo, mientras que en Bolivia puede llevar queso o quinua. Algunas versiones de locro son vegetarianas, mientras que otras incluyen carne.
Además de ser un plato sabroso y sustancioso, el locro también tiene un significado cultural. A menudo se sirve durante festivales y para muchas personas se trata de un símbolo de identidad nacional. En algunas comunidades, hacer locro es una actividad comunitaria en la que los vecinos se reúnen para preparar los ingredientes y compartir el plato terminado.
En general, el locro es un plato amado y versátil que refleja las ricas tradiciones culinarias de la región andina.