El placer de rehogar historias
En la comodidad del sillón, con la alacena llena, y al calor de los fogones, no siempre podemos avizorar en el horizonte el camino a recorrer, ni volver el rostro…
En la comodidad del sillón, con la alacena llena, y al calor de los fogones, no siempre podemos avizorar en el horizonte el camino a recorrer, ni volver el rostro…